La manzana de la concordia

Mar manzanaEl campo de manzanas es un espejo, un cristal; me enseña lo que no soy, hace aceptar mis límites, dobla mis fuerzas, refleja mi debilidad que empieza a doler (sólo si no la acepto). El espejo manzanero muestra la edad de todas las cosas. Era verdad, del mar nacen manzanas también. Uno ochenta por saco son cuatro días de irrealidad; cinco horas es un lustro; la sed es impropia, el día una hucha, una alcancía imposible de llenar. Lo que duran las horas es el cuerpo que tenemos. El sol es rodilla y la noche una bendición. Acabar no existe, siempre hay alguna manzana que se ha quedado atrás. Apañar es recoger, apañar es atar, apañar es buscar, apañar es doblarse hasta que crujan los huesos. Lo duro no es no poder, lo duro es saber cuantas cosas no hicimos ni podremos hacer ya. El mar de manzanas muestra cuánto cuesta llegar, cuánto pesa un precio, por qué vale romperse, quién tiene lo que nos falta. Recoger manzanas a cuatro patas, en cuclillas, sentado, recostado, doblegándonos, agachados, sudando, hacia arriba, juntos, hace estar más atados a lo que ya no fuimos, sin más recurso que seguir, con el sol que marca los tiempos, con la sequedad que deja ver lo que había debajo; humedad que estaba dentro, entre la hierba, en el más suelo de todas las lluvias. Las manzanas es ese algo que alguien hace por nosotros, y nosotros sin saberlo, sólo, regateamos.
Las manos son arañas en quien recoge manzanas, sus dedos, de las ortigas, sus ojos redondos y colorados de tanto verlas, su salida las estrellas, mientras todo va cayendo en el silencio del cansancio. El tiempo pesa en tanto pasa. Las nalgas acalambradas de quien no hace nada siguen crujiendo. Bien vale un dolor cuando lo que se desprende es una carcajada en quienes miran a ese que se dobla, se quiebra, cae. Ahora lo sé, cansado se ven mucho mejor las montañas, con la espalda rota son más los ladridos, rajado el cuerpo lo mejor es un mate. La discordia de la manzana es la díscola vida. Una hora son cinco ampollas. La jornada es nada si lo que se persigue es ganar. El día es todo cuando rueda una manzana, alguno la recoge, y ella, a todos, traga.